Prólogo: No creo que todo esto sea un sueño, ni una pesadilla, sino la oportunidad de dirigir mi destino
Prólogo
Primera Parte
Hace tiempo, cuando todavía era alguien que
vivía, procedía de un mundo de magia y fantasía, en época de guerras y magia.
Lo escrito aquí relata las aventuras por las
que viví, aprendí y destruí. En ella conocí amigos, verdaderos y no tan amigos,
gente corrompida por el poder y una trágica historia de sentimientos perdidos.
Esta historia comienza en una ciudad llamada Lunaria,
fundada en el año 236, por un rey y unos Caballeros Santos.
Estos Caballeros Santos principalmente se
crearon para la protección de la población de la ciudad de Lunaria, pero esta
misma población los acusaba de no hacer nada por ellos, cuando estos
protegieron la ciudad de invasiones de las que los caballeros de rey no protegieron,
y salvaron personas, pero no pudieron salvar a otras y los ciudadanos solo
miraban las cifras de las muertes, esto a los caballeros no le gustaba, por una
parte porque se les veía como a personas que solo molestaban, y la otra porque
ellos ayudaron a la formación de la ciudad de Lunaria y el rey no los
recompenso ni les nombro algo especial.
En el año 237, durante una invasión hacia Lunaria,
algunos ciudadanos arremetieron contra los Caballeros Santos, muchos de estos
salieron heridos, Ellos furiosos juraron vengarse contra ese rey avaro y contra
su pueblo de desagradecidos, para eso planearon usurparle el poder al rey y
hacer que este pueblo sufra por la desdicha que sufrieron ellos.
Los Caballeros Santos, todavía no decidieron
atacar por la falta de entrenamiento y de armas, por eso decidieron entregar
secretos estratégicos la ciudad a otros ejércitos a cambio de armas.
Cuando los ejércitos enemigos atacaban
causaban muchos estragos, por la culpa de saber la estrategia de su enemigo,
pero los Caballeros Santos atacaban a los ejércitos enemigos en su momento de
euforia y se llevaban el mérito, sin saber los aldeanos que todo ese destrozo
innecesario por revelar secretos.
Pasaron los meses y los Caballeros Santos se
llevaban los méritos a costa de destruir la ciudad que un día defendieron con
todo su fuerza y la muerte de caballeros del rey; Un día cito el rey a los
Caballeros Santos para bendecirles y otorgarles una fuerte posición social, ese
mismo día, alcanzaron unos de sus objetivos para su venganza.
Todo mientras para los Caballeros Santos le salía
todo a pedir de boca, en el año 239, aparecen los magos, personas con los
conocimientos y poderes de controlar la materia, pero ellos no habían
practicado lo suficiente como para manejar la materia a voluntad, así que solo
dominaban los cuatro elementos que se conocían en esa época, que eran fuego,
agua, tierra o naturaleza y aire o viento, por eso se les conocería como Magos
Elementales.
Los magos elementales surgieron de una
evolución en el conocimiento del mundo, su entendimiento y funciona miento y,
por ende, el control de los elementos; los Magos Elementales, para poder ayudar
en el reino hicieron un pacto con el rey, para que estuvieran a las órdenes de
él y tener poca libertad en lo que respecta el uso de la magia.
En el año 240, la ciudad de Lunaria, se
expandiría lo suficiente como ya por fin convertirse en el reino de Lunaria,
gracias a los esfuerzos de los Magos Elementales y Los Caballeros Santos
A los Caballeros Santos no les hizo gracia la
aparición de ellos, primero, porque eran fieles al rey, por lo que lo
protegerían con su vida si hiciera falta, y segundo, porque podrían llegar a
ser más poderosos que ellos, así que los vieron como un enemigo de cara a su
plan.
Los Caballeros Santos, sabían que, si entraban
en guerra con ellos, perderían, pero se le ocurrió una idea, esta consistía en
el asesinato del hijo del rey, pero causado por un mago, ellos ya tenían la idea,
pero no la forma de cómo hacerlo.
Una tarde del año 245, ocurrió el asesinato al
hijo del rey, cual se encontró muerto por causa de uso de magia elemental en el
cómo fuego, las pruebas eran hechizos escritos en papeles, para un uso de la
magia en silencio.
Todos los que sabían y practicaban la magia en
el reino de Lunaria, se le intento dar muerte por la muerte del hijo del rey,
porque nadie más que los Magos Elementales, sabían practicarla; Muchos de ellos
se escaparon del reino hacia las afueras, pero unos cuantos murieron.
Esto hace que nos pongamos en el contexto de
la primera vez que me levante en suelo desconocido
A todo esto, os preguntareis quien soy yo,
¿no?, a mi también me gustaría saber quien soy, porque de lo único que se con
certeza es mi nombre, Galahad, pero no sé si todavía sigo teniéndolo
Del inicio de mi historia, de lo único seguro,
es que fue a ese bosque, perdiéndome en el y por desgracia olvidándome de mi
propósito y de me mi mismo…
Segunda Parte
El comienzo de mi historia se produce cuando
me levante en un cuarto desconocido, en una casa que no conocía.
Al darme cuenta de donde me ubicaba, lo primero
que hice fue levantarme de la cama, no sabía a donde ir ni que hacer, intenté
recordar quien era, solo recordaba que me llamaba Galahad y que lo último que
hice fue ir al bosque.
A partir de lo que recordé, primeramente, intenté
hacer cabeza para poder recordar algo más que eso, no valió la pena..., por lo
que se me ocurrió mirar por el balcón de la habitación.
El panorama tan impresionante que me lleve fue
muy satisfactorio, porqué observe aquellas impresionantes vistas y grandes
alturas de donde estaba situado ese castillo y por el magnífico bosque que había
a los pies de la montaña donde estaba este.
Me quede un rato mirando esa inolvidable
vista, sin que me diera cuenta, en el cuarto entro una chica, ella se me acerco
lentamente, tenía la intención de asustarme, lo consiguió...
-¡¡¡Buuuu!!! – Grito intentando asustarme
-¡¡¡Ahhh!!!-Grite en forma de susto
No me esperaba a nadie que me asustara así, porque
no creí que no conociera tanto a la persona para tener ese tipo de saludos y
confianza.
- ¡Te asuste, por fin! - Exclamó
- ¡Pues claro que me has asustado!, viniendo
cuando uno no se da cuenta, no me extrañaría
-Por eso lo he hecho, ya que nunca he podido
asustarte.
- ¿''Ya que nunca he podido asustarte''? - Repetí
-Nunca pude asustarte, pero hoy ya por fin he
podido, es la primera vez desde que nos conocemos.
- ¿''Desde que nos conocemos''?, lo siento señorita,
pero yo a usted no la conozco.
- ¿Como que no me conoces?, venga, no me tomes
el pelo. -Dijo con voz graciosa
-Señorita no te estoy tomando el pelo, todo lo
que he dicho es verdad.
-Déjate ya de tonterías, por favor..., son ya más
de 95 años que no nos vemos, por favor no me digas que has olvidado, por
favor... Galahad - Dijo con una lagrima cayéndole por toda la cara siendo
tapada por su largo y plateado pelo.
No sabía qué hacer en ese momento, fuera por
la causa que fuera no podía responder, algo dentro de mi estaba llorando, pero
esas lagrimas no llegaban a mí, o al exterior, solo pude quedarme viendo como
lloraba...
Al final reuní el valor para decírselo...
-Señorita... no llore, seguro de con quien me
ha confundido sigue ahí fuera buscándote para que un día, el día que os encontréis
de nuevo tú puedas asustarlo a él y no tener mas que llorar por él.
Ella paró de llorar, y se le puso una sonrisa
en la cara que le llegaba de un lado a otro, y dijo:
-Es verdad... él me dijo que volvería a por mí,
y que si algún día regresaba, lo dejaría todo solo para verme otra vez más,
todo solo por mí.
Sabía que mentía, sabía que era una sonrisa
falsa, pero siempre era mejor que un llanto que la mataba por dentro.
- ¿Una cosa señorita, me podría decir su
nombre?
- ¿Mi nombre? -Me repitió - ¿Por qué tendría
que decírtelo? - Me digo muy seria, pero al cabo de segundo se le escapo una
risa que termino en una risa contagiaste y muy graciosa - Pues claro que puedo decírtelo,
yo me llamo Lyudmila Etheldreda, es un placer joven..., ¿yo también podría
pedirle una cosa?
-Señorita Lyudmila, mi nombre es Galahad, pero
a partid de esto no puedo decir nada más, porque directamente no me acuerdo de
más.
Dije mi nombre sabiendo que podría ser el
mismo que el amigo perdido de Lyudmila, pero ella en contrario se rio.
-Sigo por donde lo deje, es un placer joven
Galahad, soy la segunda maga de la familia Etheldreda, Lyudmila Etheldreda como
bien dije antes, me gustaría decirte que estas aquí porque durante mi travesía
en el bosque, te encontré desmayado y pensé en traerte a mi casa hasta que
recuperaras el conocimiento.
En aquel momento, me sentí muy agradecido por
ella y por lo que hizo conmigo, no sabía que palabras elegir para agradecérselo.
Además, se me paso por la cabeza lo que dijo
de que era una ''maga'', ya que yo en esa época no sabía que eran.
-No sé qué decir... me siento muy complacido
de su bondad..., pero también me interesaría saber qué es eso de ''maga'', porque
no tengo conocimiento de esa palabra en mi vocabulario.
- ¿Joven, no sabes lo que son los magos?
Ella no se preocupó mucho de que me hubiera traído
a su casa y me cuidara porque solo contesto a la primera pregunta. Respondí con
la cabeza, haciéndola girar de un lado a otro queriendo referirme al no, ella
se enteró de lo que quería decir y no tardó en responderme.
-Seria natural que si no te acuerdas de nada
te ibas a acordar de eso, que se le va hacer, los magos son...
Lyudmila se tardó su tiempo en explicárselo, porque
yo entendía muy bien los conceptos, pero lo entendí y fasciné cuando me puso
ejemplos de la magia.
Después de eso caí redondo en el suelo por la
falta que me hacía de un buen descanso. Pasaron los días y no despertaba, pero
mientras dormía, algo dentro de mi corazón quería salir, yo no sabía el que
era, pero sabía que era algo relacionado con Lyudmila. Todos esos días que
estuve en coma, Lyudmila se los paso en vela por mí, para cuidarme y estar atento
de mí.
Entretanto yo estaba en coma, Lyudmila estaba
desesperada por hacer algo por mí, pero no sabía que podía realizar para
ayudarme, yo por otro lado, soñaba cosas que para ese tiempo no conocía, uno de
los más importantes fue el que me despertó de mi coma.
El sueño constaba de que se veía a una figura
de una mujer, parecida a Lyudmila, que esta se alejaba poco a poco de mí,
mientras nos decíamos:
-¡¡¡Puede que ahora nos separemos, pero en el
momento que termine mi deber, volveré..., volveré solo para verte una vez más y
estar contigo el resto de mis días!!!
-¡¡¡Yo permaneceré aquí para esperarte, y
cuando regreses, vivir más aventuras contigo para siempre!!!
Al terminar la última palabra en ese sueño, me
desperté sobresaltado e hiperventilando, estaba todo sudado y con un dolor
ardiente, con ganas de explotar en el corazón, al instante me tranquilice, pero
el dolor persistía, mire a lado de mi cama y me encontré con una silla y un
libro de magia, eran de Lyudmila, que se había quedado allí conmigo a cuidarme.
Yo me quede sentado apoyándome en la cabecera,
reflexionando sobre lo último que soñé, yo sabía que eso podría haber sido
real, pero no conocía como lo hubiera conseguido, le daba muchas vueltas, pero
nada llegaba a la respuesta que buscaba.
Una vez pasado un tiempo, llego Lyudmila a la
habitación, con una bandeja con un zumo y unas tostadas, sin embargo, cuando me
vio sentado medio arropado con las sabanas, dejo caer la bandeja que contenía
el zumo y tostadas saltando hacia mí con todo el cuerpo.
-¡¡¡Galahad, estas despierto, menos mal, me
espera para lo peor, pero está vivo!!!-Exclamo con una sonrisa que le ocupaba todo
su bello rostro.
-Si estoy vivo... pero como sigas así... me
voy a morir por asfixia...-Intentaba decir mientras le abrazaba Lyudmila
-Uy, lo siento, - Decía mientras se soltaba de
Galahad - es que no podía pensar que parecías, por lo tanto, me he llenado de alegría
al verte bien.
-Te debería decir muchas gracias, por haberme
cuidado todos estos días, siento mi molestia.
Me disculpaba, pero intuía que ella lo había
hecho por iniciativa propia.
- ¡No te preocupes, es lo mínimo que puedo
hacer con alguien con amnesia!
Luego de eso, pasé los días en aquel castillo
con ella, ya que insistía que si no tenía ningún lugar a donde ir, podía
quedarme, durante la estancia en ese castillo, pude explorarlo entero, era un
lugar fascinante, Lyudmila poseía unos cuadros sensacionales, conservaba unos
decorados alucinantes y atesoraba unas reliquias extraordinarias de su familia.
Por las tardes hablamos de todo, como, por
ejemplo, como llegamos a ejercer lo que nos gustaba, sin embargo, yo no me
acordaba de nada, así que solo la escuchaba a ella, con su dulce voz parecida a
la de un ángel, y cada vez el dolor de mi corazón iba creciendo más y más hasta
que percibía que algún día no muy lejano, eso saldría por algún lado.
Un día, ella me enseño el lugar en donde
estudiaba, ese sitio era totalmente diferente al resto del castillo, tenía unas
montañas de apuntes por toda la sala, estanterías rebosantes de libros, un mini
laboratorio donde práctica experimentos con la magia y una gran ventana en el
techo que iluminaba con luz natural toda la sala, ese día me lo pasé con
Lyudmila.
Esa tarde, nos lo pasamos charlando sobre un montón
de cosas, entretanto Lyudmila estaba liada con una rara empuñadura; una de las
cosas que hablamos fue:
- ¿Sabes, joven?, hace años pude heredar el conocimiento
y aprender la magia á través de mi madre y convertirme en una maga, pero hoy en
día ya no consejo ese título como tal, sino como el de bruja, pero de todas
formas estoy totalmente orgullosa de que me llamen bruja, ya sea en tono
ofensivo, u de otra forma, gracias al aprendizaje de tal tipo de magia pude
salvar a un amigo muy importante. - Dijo con una sonrisa muy brillante
-Debería ser un amigo muy importante para ti,
no, porque renunciar a lo que estudiaste desde pequeña, solo por un amigo,
desde mi punto de vista tendría ser un amigo significativo para ti.
No sabía lo que significaba el concepto de ser
''bruja'', pero si era diferente y hasta ofensivo en ciertos casos, se podría
decir que era distinto al de ser maga.
Otra cosa de las que pasaba por alto era el de
que no pronunciaba mi nombre, excepto que me llamaba joven, yo en su tiempo no
le di muchas vueltas, y cuando lo pensaba, creía que era por alguna cuestión de
nobleza de su familia o solo por ser sofisticado con tu huésped.
La tarde continuo, y yo me tumbé en una
especie de cama, mirando el techo; ese techo poseía una gran ventana de muchos
colores y por el centro no tenía color y se podía mirar hacia el exterior, era
hermosa, por ella se veían todo tipo de aves; mientras yo estaba mirando por la
ventana me quede dormido, Lyudmila siguió trabajando en la empuñadura.
Me desperté de repente, por algo o alguien que
cayó del techo; ''eso'' que cayo fue un caballero envuelto en fuego rompiendo
la ventana y estampándose en el suelo, cuando recuperé el sentido, vi que el
caballero envuelto en llamas con su espada en el pecho de Lyudmila, me queda
paralizado y me llevo un sentimiento de tristeza enorme, pero me decía a mi
mismo que no podía empezar a lamentarme ahora, y intente convertir esa tristeza
o una parte en furia que descargaría sobre ese misterioso
En ese momento, mi cabeza solo me dejaba
pensar en eliminar a ese hombre; en el momento que Lyudmila cayó al suelo la
empuñadura que tenía reboto hacia mí, pero no se encontraba cerca mía entonces
me abalance lo más rápido que puede a por ella, la cogí y me lance contra como
pude
Se dio cuenta de mi presencia y se defendió rápidamente,
ya que la empuñadura no poseía ningún tipo de hoja solo podía dar con el objeto
en sí.
En el momento que volvimos a intercambiar
golpes, me dijo:
- ¿Cómo, no te he matado a ti? – Dijo el
misterioso caballero
- ¡¡No, hubiera preferido que me matases a mí
en vez de a ella!!- Exclamé
- ¿Cómo, había alguien más?, da igual, ¡¡yo
solo he venido a por ti!!- Gritó
Me abalance sobre el caballero y mientras corría
hacia él, de la empuñadura surgió una hoja de un color azul brillante, no me podía
impresionar, mi corazón intentaba guiarme por el camino de mi supervivencia con
tal amenaza extraña.
No sabia que hacer, solo podía pegar tajos al
aire, no conocía llevar una espada, y menos contra alguien y que además intenta
asesinarme, teniendo este más conocimiento sobre la espada y la magia que el
usaba.
No le pude dar ni una vez, ese poder de la
espada, se veía reducido a alguien incompetente y sin entrenamiento solo que se
movía por supervivencia y venganza de la muerte de Lyudmila.
Llegue al punto de cansancio y de
desangramiento, notaba como mi muerte se acercaba, me preguntaba de que me había
salvado, en ese instante recordé a Lyudmila de nuevo y unas palabras que nunca
escuche retumbaron en mi cabeza: ¿Tú piensas morir aquí o cumpliendo tu
propósito, o piensas derrochar esta oportunidad y morir?, tú eliges…
-Así que el famoso caballero Legendario no era
más que una falsedad, que pena, que acabe así su vida, míralo por el lado
bueno, así podrás pagar por tus acciones. -Dijo con una risa en su cara.
En el
momento que termino de hablar, elegí un camino, el camino de mi oportunidad de
cambiar ese destino fatal que el mundo tenía contra mí, pero lo evidente era
como derrotaría al caballero misterioso…
El tiempo que tenia era corto, mis
pensamientos más, no entendía cual podía ser mi salida, solo que esa espada
tenia algo, algo especial, como hecha para mí, esperando que la usara, pero no
la dominaba correctamente…
Puede que sea el cansancio, el mareo o una
estupidez, pero se me ocurrió cortar el aire, con ella como si lanzara un proyectil
al tener la espada una estructura de fuego, pero en forma de corte, no sé cómo,
pero sucedió, se lanzó un proyectil.
Ya tenía mínimamente un poco más uso en esa pelea,
sin embargo, intuía que no era suficiente como para dejarlo en un estado
inutilizado, donde no pudiera atacarme, pero entendía que no seria suficiente,
que la opción mas viable sería el escape sin embargo el estaba delante de la
única salida y la otra era inalcanzable para mí.
Solo estaba lanzando proyectiles intentando
ganar distancia, pero cada vez estaba mas cansado y no podía mantener esta
estrategia más.
En un descuido, pudo esquivar un proyectil y
se pudo acercar a mi rápidamente, se colocó en una posición de estocada con su
espada abalanzándose contra mi de manera veloz y poco esquivable en mi
situación.
Solo que quedaba un camino, el intento de
protegerme con la espada.
-Creo que este es tu fi- - Pronuncio al chocar
con mi espada, dando en un reloj de esta donde se situaba en la salida de la
hoja de ella.
Un milagro fue lo que conseguí con ese
supuesto golpe, ya que eso paralizo el tiempo, no cuanto o como o en qué
espacio, pero algo estaba relacionado con ese reloj, aproveche para
posicionarme bien y quitarme del medio de ese golpe y contraataque lanzando varios
proyectiles por si acaso me escapaba no pudiera seguirme en condiciones.
Desconocía el método de reactivación del
tiempo, en lo que a modo de prueba intente tocar el reloj, pero todo volvió a
reactivarse sin que lo llegara a tocar.
Ese contraataque fue el ultimo que se necesito
para que la batalla acabase, ya que estos cortaron al hombre desconocido sin
ningún problema incluso atravesando su robusta armadura.
El hombre que quería matarme quedo reducido a
estar cortado por la mitad con quemaduras graves y un desangramiento lento por
las quemaduras.
No podía hacer otra cosa que gritar de agonía
y pidiendo su muerte, yo por su parte quede traumado y paralizado por tal poder
destructivo y lo que he sido capaz de hacer y lo que podría hacer…
Cuando el termino de desangraras, y volví a mí
mismo lancé lo más lejos que pude la espada, que esta regreso a su forma de
empuñadura.
Caí y no pude levantarme de nuevo por el
cansancio y heridas, me arrastré hacia donde se hallaba Lyudmila, en ese
momento rompí a llorar sin que pareciese que iba a terminar algún día...
Pasaron horas y horas, pero no acababa de
llorar; en el momento que llego la noche, se acabó la fuerza que me quedaba
para sollozar y acabe agotado...
Al día siguiente, enterré a lo que quedaba de
caballero y a Lyudmila en su patio, improvisando unas cruces de madera de un
árbol que me encontré medio talado.
Después de esto me pase días encerrado en mi
cuarto con una tristeza en mi cuerpo, de la muerte de Lyudmila y la de aquel
caballero, yo sabía que lo de este último solo era para defensa propia y
venganza, pero en mi fondo, en verdadero yo no quería que el muriese, solo era
el odio por su acción...
Unos de estos días que me pase intentado
perdonarme a mí mismo por lo que hice y por lo que no salve, salí a picotear
algo, no comí nada en un día entero, de regreso vi de reojo la habitación de
Lyudmila, conocía lo que había pasado y que me podría peor si entraba, aunque
lo sabía, entre de todas formas.
Cuando entre vi la mitad se la sala pintaba en
rojo por la sangre de aquel hombre, me acerque al escritorio de Lyudmila, este
no estaba manchado por sangre, encima del había una carta que ponía mi nombre,
no quería abrir esta por la tristeza de tenerla en mi cabeza, en consecuencia,
la tomé y me volví a mi habitación.
De alguna manera quería abrirla, pero si la
destapaba y leía sería capaz de ponerme peor; pasaron solo minutos desde que
llegue a mis aposentos y no me contenía en abrirla, en ella ponía:
- ‘’ Chico,
escribo esto para dártelo el día que por fin despiertes, ese día yo no me
encontrare más contigo, así que quería decirte porque te encentras vivo otra
vez.
Aun que esa vez no hayas podido acabar con tu propósito, yo he dado mi
vida para buscarte y traerte de nuevo para decirte que tu lucha no ha acabado, todavía
puedes seguirla, pero tu solo, sé que te costara desde ahora, pero aprovecha el
trabajo de esta humilde servidora tuya, que mis 100 años que pase para volverte
a ver y traerte sean la oportunidad de terminar con nuestra misión...’’
Mientras más
leía, más lloraba, no podía contener mis sentimientos en tal expresión de una
persona en sus últimos días.
Me quité las lágrimas
de la cara y seguí leyéndola, pero lo que seguía parecían las herramientas que
me dejo.
- ‘’Tienes tu espada en…''
Todo el resto era ilegible y no podía seguir
leyéndolo, no sabía cómo o porque estaba así, solo que, en la última palabra
legible, la siguiente no se podía leer y lo demás parecía haber sido un intento
rápido de desaparecer todo lo escrito por ella.
En el momento que termine de leerla, mi
tristeza se disipo, aunque no sabía que hacer sabía que todavía podría haber un
futuro para mí.
Recogí una armadura que estaba en la
habitación de Lyudmila, era ligera, pero parecía pesada; recogí ese tipo de
espada y la guardé en un compartimiento preparada para la empuñadura.
Antes de salir, sin querer hecho un ojo sin
querer en otros documentos que tenía en la mesa y la fecha, el 1 de mayo de
345, desconocía el tiempo que pase durmiendo o en coma, pero algún
presentimiento me decía que había sido demasiado tiempo el ya pasado.
Decidido, salí del castillo, y sin
esperármelo, se hallaba un señor con un traje ligeramente parecido a mí, no
sabía quién es, pero algo me decía que lo conocía.
-... -No dijo nada
- ¿Hola, porque se encuentra aquí señor? -
Dije
-Galahad...
- ¿Como sabe mi nombre?
- ¿Porque me traicionaste a mí y a todos?,
¡¿Por qué?!
De pronto sus manos empezaron a brotar llamas,
no entendía porque hacia aquello, pero no iba a salir bien si intentaba hablar
con él o me quedaba allí.
Instantáneamente, saque la empuñadura, no
salía la espada, mi desesperación y miedo crecieron espontáneamente, él estaba
listo para lanzarme esa bola de fuego, no podía hacer nada, pero por reflejos
lo único que pude hacer era intentar protegerme con lo único que tuviera a mano.
Cuando el lanzo la bola de fuego, la espada se
abrió, pero para nada, no había tiempo físico en que pudiera actuar…
Esta bola choco contra el reloj ese misterioso
ocurriendo un fenómeno, le reloj absorbió la esfera de fuego provocando que esta
se cargara o sobrecargara creando una burbuja donde solo entraba yo llevándome
a lo que parecía un pasado lejano…
En medio de esto caí inconsciente, por lo que
cuando llegué a ese tiempo que encontraba tirado en el suelo.
No sé cuánto tiempo me pasé así y allí, pero
al abrir los ojos me encontré en el mismo lugar, pero algo había cambiado...
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